Aprender a leer y a escribir es un proceso bastante largo, el cual, puede ser para algunos niños/as una aventura preciosa, divertida, interesante y casi tan natural como aprender a hablar, pero a veces, puede convertirse para otros niños/as en una pesadilla, en una experiencia dolorosa, costosa difícil de adquirir y superar.
En este proceso entran en juego muchos factores: La memoria temporal, la memoria espacial, capacidad de percibir, integrar, asociar( con la vista, por un lado y con el con el oído por otro) y la asociación de ambas informaciones.
Entra en juego además, la capacidad para comprender y manejarse con el lenguaje, la capacidad de sintetizar, analizar y las destrezas motrices que hay que asociarlas a todo lo anterior. Todo ello no puede separarse tampoco del aspecto emocional, al que muchas veces no se tiene en cuenta; es decir, la forma que cada uno tiene de enfrentarse a la vida, a cada nueva situación, a cada aprendizaje, lo que uno cree que sabe o no sabe, lo que uno cree que puede o no puede, los miedos, angustias y fantasmas propios, e incluso, los de sus padres que reviven a veces en el proceso de su hijo el suyo propio. Absorben, también, la angustia del profesor/a porque no tiene a veces las herramientas y recursos necesarios para poder ayudarles individualmente.
No quiere decir que los niños que aprendan a leer y escribir con más facilidad son más inteligentes, y que los que tienen dificultades en este aprendizaje son más torpes y tendrán problemas para estudiar. Cada caso es muy distinto, a veces se trata simplemente de pequeños problemas de evolución en el que confluyen varios de los factores mencionados anteriormente, a veces se trata de problemas emocionales que están bloqueando y taponando el funcionamiento de unas capacidades, en ocasiones normales y en otras muy buenas, a veces se trata de dilexias bien complicadas, otras de procesos simplemente más lentos…
En estos casos es importante acudir cuanto antes a un/a logopeda para que pueda detectar cuales son las causas que están afectando en ese caso y pensar un trabajo concreto para ese niño/a, puesto que al prestarle el apoyo necesario los bloqueos comenzarán a bajar y el proceso empezará a funcionar al ritmo de cada uno. El entorno irá relajándose poco a poco permitiendo al niño/a vivir el proceso con más gusto, con mayor aceptación convirtiendo así el proceso en un camino más ligero y positivo haciendo que cambie todo en su conjunto.
Fdo.: LA DIRECTORA DEL CENTRO PILAR BENITO